Hoy en día, cada vez son más las mujeres que alzan la voz para dar visibilidad a una enfermedad que en ocasiones parece silenciada por la sociedad. Aunque el desconocimiento es alto, la realidad es muy distinta y a nivel mundial son aproximadamente un 10% de mujeres en edad fértil las que padecen endometriosis.
El desconocimiento, la pasividad sobre los síntomas relacionados con la menstruación o su difícil diagnóstico, que puede complicarse en algunos casos, muestra el largo camino que aún falta por recorrer sobre el conocimiento de la enfermedad. Aunque hoy en día es importante resaltar que ya conocemos y perfilamos distintos tipos de endometriosis según su localización. Hoy trataremos en detalle uno de los más comunes: la endometriosis ovárica. ¡Sigue leyendo!
¿Qué es la endometriosis ovárica?
La endometriosis es una enfermedad realmente dolorosa, pero se trata de una patología catalogada como benigna. Y aunque en la actualidad se desconocen las causas, el análisis de la sintomatología y un temprano diagnóstico pueden contribuir a paliar los síntomas que la acompañan.
Cuando hablamos de endometriosis ovárica, hacemos referencia a un tipo o clasificación de endometriosis que afecta específicamente a los ovarios. Sucede cuando la capa mucosa que protege al útero crece y lo hace fuera de él, en este caso, en la zona de los ovarios produciendo fuertes dolores y sangrado anormal que se recrudece durante la menstruación. Estas acumulaciones de tejido endometrial, se inflaman y terminan generando quistes, conocidos como endometriomas ováricos, que se producen por la acumulación de fluido interno y restos de menstruación.
¿Cómo se detecta la endometriosis quística ovárica?
El diagnóstico de la endometriosis ovárica no es sencillo. Muchas mujeres pueden padecer fuertes dolores o síntomas durante la menstruación que consideran habituales y «normales» durante años, lo que dificulta enormemente el diagnóstico de endometriosis. En la actualidad, los principales exámenes que se utilizan para diagnosticar esta patología son principalmente: la ecografía y el examen físico, aunque también es común realizar otros métodos como la resonancia magnética (RM) o laparoscopia para ver el interior del abdomen.
- Ecografía para endometriosis ovárica. Este sistema aporta una visión clara de los ovarios sobre la aparición de endometriomas en la zona. Existen dos formas de realizar la prueba: mediante un dispositivo conocido como «transductor» que se aplica sobre el abdomen o a través de una ecografía transvaginal.
- Examen físico. En esta ocasión el especialista examina el abdomen de la paciente palpando la zona para encontrar posibles anomalías o quistes. Es menos fiable que la ecografía, ya que los pequeños bultos en ocasiones no son detectables de esta forma.
Ambos métodos contribuyen a revelar la posible existencia de «quistes de chocolate» en los ovarios, algo que puede suceder en ambos o solo en uno (endometriosis bilateral ovárica).
Además de las pruebas mencionadas, la historia clínica del paciente y los antecedentes también deben revisarse con atención. Muchos especialistas determinan algunos factores de riesgo como desencadenantes que pueden influir en el desarrollo de la enfermedad y son:
- Tener ciclos menstruales muy frecuentes o de más de siete días.
- No haber tenido hijos.
- Haber tenido la primera menstruación a pronta edad.
- Sufrir problemas en el aparato reproductor.
- Tener antecedentes familiares con endometriosis.